Con las comiditas de la tia Toña, dormir con fresquito y descansar ya estaba listo nuestro ciclista para la siguiente etapa.
A Segovia, con menos calor, y con el aire empujando, llegó "sin darse cuenta" o eso dice él, que no tengo tan claro que si la que fuera en la bici fuese yo me pasase eso :-/ pero Jorge ya sabeís...tan feliz.
Esta vez ningun problema con el albergue, su bici podia dormir con él, habia sitio libre y gente con la que contarse anecdotas y compartir la leche con galletas.
Cada vez tiene más pinta de peregrino, más moreno y más flaco que cuando salio, vamos a tener que invitarle a cocidos y a cuidarle bien o tendremos que mirar dos veces para verle.
Eso sí, sabe que luego hay que volver al trabajo, y está tomandose las etapas con algo más de calma, más de vacaciones, disfrutando de los sitios, haciendo fotos e intentando no pensar en cosas demasiado serias...
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